Acevedo Vega nació en Guayaquil el 16 de julio de 1913. Su padre fue José L. Acevedo Quiroz, un escritor y poeta de Quito. Su madre era Obdulia Vega Andrade, de Cuenca. 2 Vivió los primeros años de su vida en una finca a propiedad de su padre en el Naranjal. Años más tarde la familia se mudó a Guayaquil en donde ella realizó sus estudios primarios en el Colegio la Inmaculada de Guayaquil.Tuvo que abandonar su educación media debido a prejuicios sociales de la época.
1Cuando tenía seis años de edad Carme Acevedo Vega fue llevada a la hacienda "San Vicente" la cual pertenecía a su padre y se encontraba en Naranjal fue así como pudo experimentar el impacto de la naturaleza y se introdujo en la vida campesina. Una singular enseñanza que adquirió durante su período fue que allí aprendió a no llorar debido a que sus padres les decían a sus hermanos mayores que los hombres no lloran y si lo hacían serian llamados mujercitas, esto produjo que ella se preguntase como es que solo las mujeres tienen derecho a llorar y consecuentemente se propuso a no llorar por nada.
Los primeros conocimientos en letras, así como de recitación y canto los obtuvo gracias a una profesora de Guayaquil. Tanto en el colegio como en su hogar era conocida como una niña callada, nerviosa y tímida pero que concentraba gran parte de su atención y tiempo en el estudio, además luego empezó a superar a sus condiscípulas en gimnasia, saltos y principalmente en la obtención de las mejores calificaciones de sus distintas clases. El mundo del teatro le llamaba bastante la atención y se impresionaba con las representaciones teatrales, y al final del curso ansiaba que la escogieran para las veladas literarias. En su hogar, y en compañía de su hermano solía imitar a los artistas de la Compañía infantil de Comedias que actuaba en el Teatro Colón.
OBRAS:
Camino sin Retorno (1953)
Espacio y Luz (1961)
Latitud Amarga (1968)
Lauros de Guayaquil (1973)
En los Horizontes del Paisaje Azul (1978)
Perfiles Humanos, colección de dieciséis relatos cortos publicados (Entre 1956 y 1980)
Joaquín Gallegos Lara nació el 9 de abril de 1909 en Guayaquil, Ecuador.
Hijo de Joaquín Gallegos del Campo y de Emma Lara Calderón.
Nacido con una grave lesión en la columna vertebral que le atrofió las piernas impidiéndole caminar. No pudo asistir a la escuela y se dedicó al estudio autodidacta en casa, dominando los idiomas francés, alemán, italiano y ruso.
Instalado en Quito en 1935, conoció al mulato Juan Falcón, que se encargaría de trasladarlo sobre sus hombros.
Autor de una serie de cuentos que se publicaron en la colección Los que se van (1930) junto con Enrique Gil Gilbert y Demetrio Aguilera Malta.
Formó parte del realismo social ecuatoriano del Grupo de Guayaquil que, además de los citados, también incluyó a Alfredo Pareja Diezcanseco y a José de la Cuadra.
En 1943, y como miembro del Partido Comunista, formó parte de Acción Democrática Ecuatoriana, organización política de oposición al régimen constitucional. Tras el triunfo de la rebelión del 28 de mayo de 1944, un levantamiento popular conocido como "La Gloriosa", y que derrocó al presidente Carlos A. Arroyo del Río, la Municipalidad de Guayaquil lo premió con la Medalla de Oro, que le fue entregada el 9 de octubre.
En 1946 se editó su novela Las cruces sobre el agua, sobre Guayaquil a inicios del siglo XX y en la que sus protagonistas se ven involucrados en la masacre de obreros del 15 de noviembre de 1922 perpetrada por el ejército en Guayaquil en respuesta a la huelga general de noviembre, autorizada por el presidente de la república, José Luis Tamayo.
Fue autor de otras dos novelas: Los guandos y La bruja, inéditas hasta el año 1982, en que Nela Martínez, esposa del autor, finalizó y publicó Los Guandos.
Sus obras se caracterizan por la exposición de violencia verbal y la fatalidad. Entre sus cuentos destacan El guaraguao y Era la mama.
En 1952, se publicó su ensayo Biografía del pueblo indio (finalizada en 1936).
Casado en 1934 con la escritora Nela Martínez Espinosa, de la que se divorció poco después.
Joaquín Gallegos Lara falleció el 16 de noviembre de 1947 en Guayaquil, Ecuador.
(Guayaquil, 1899-1919) Poeta ecuatoriano. De formación realmente autodidacta y origen humilde, ejerció como maestro de escuela; quizá su condición de mulato influyó en el pesimismo que llenó su vida, en una sociedad todavía lejana del sentimiento humano de la comprensión y la convivencia. No se ha podido concretar si lo impulsó al suicidio un desengaño amoroso o si murió a manos de un rival por celos.
La obra de Silva se contiene en dos volúmenes: El árbol del bien y del mal, que él mismo editó en 1917, y Poesías escogidas, una selección que Gonzalo Zaldumbide publicó en 1926 en París. Fue también autor de prosas poéticas y de una pequeña novela titulada María Jesús. Medardo Ángel Silva fue el menor y acaso el más importante poeta de la generación del novecientos que introdujo el modernismo en la literatura ecuatoriana.
Poeta del dolor, del "spleen", del amor imposible, del hastío de vivir, dejó algunas de las más bellas páginas de la literatura ecuatoriana. Estuvo, como sus compañeros de generación (Arturo Borja, Humberto Fierro, Ernesto Noboa y Caamaño) bajo la influencia directa de los simbolistas franceses, especialmente de Verlaine y Baudelaire. Padeció el "mal del tedio", y toda su obra, de gran pureza formal, es un canto de amor a la muerte.
Es imposible olvidar al poeta que se enamoró de Rosa Amada Villegas, de 14 años, que vivía en El Morro 704 entre Bolívar y Quisquís (Rumichaca entre V.M. Rendón y Quisquís).
Pero Silva tuvo otro amor: Ángela Carrión Vallejo, muchacha a quien su madre, Mariana Rodas, acogió a pedido de unas monjas. Viviendo bajo el mismo techo –en 1919– nació María Mercedes Silva Carrión, única hija del vate, quien murió el 9 de agosto de 1981.5
La trágica muerte del poeta, en cambio, ocurrió el 10 de junio de 1919, dos días después de cumplir 21 años. Ese día fatal, por la tarde, vistió traje negro, zapatos de charol, bastón, corbata de seda negra y fue a casa de su Rosa Amada Villegas. Allí se suicidó de un disparo en la cabeza.
En el parque San Agustín, cerca al sitio de su muerte, está el monumento en su memoria. En el Cementerio General –ingresando por la puerta dos–, Silva duerme en su tumba que luce olvidada, acompañado de restos mortales de su madre.5
Nadie olvida El alma en los labios, que según la leyenda escribió a pocos días de suicidarse, a mano y con tinta roja. Los versos que dedicó a Rosa Amada Villegas son cantados como pasillo6:
Hija de José Veintimilla y Jerónima Carrión. Se crio en el seno de una familia aristocrática.
Curso estudios en el Colegio Santa María del Socorro y en el Convento de Santa Catalina de Siena. Tocaba el piano y recibió clases de dibujo y pintura. Desde edad temprana empezó a escribir poesía.
A los 18 años, se casó en Quito con Sixto Antonio Galindo y Oroña, médico natural de Nueva Granada, quien se encargó de que continuara con su educación literaria. Fueron padres de un hijo, Santiago.
Se instalaron en Guayaquil y en 1854, se trasladaron a Cuenca. Más tarde su esposo marchó a Centroamérica, para prosperar en su profesión. Comenzó a frecuentar los mejores círculos sociales y en su casa organizaba tertulias literarias, con otros poetas y literatos como: Vicente Salazar y Lozano, Benigno Malo, Miguel Ángel Corral o Tomás Rendón Solano.
Abandonada por su esposo, sufrió una profunda depresión que la llevo a escribir sus poemas: Desencanto, Aspiración,Anhelo, Sufrimiento, noche y mi dolor, Quejas, A mis enemigos, Ami madre, y, A un Reloj.
En abril 1857, tras presenciar el fusilamiento del nativo llamado Tiburcio Lucero, escribió Necrología en protesta contra la pena de muerte y en defensa de los indígenas.
El obispo de Cuenca, Fray Vicente Solano, emprendió una campaña de desprestigio contra ella y atendiendo al obispo la sociedad de Cuenca la margina hasta el punto de no poder salir de su domicilio.
Señalada como atea e inmoral, el 23 de mayo de 1857 se suicidó ingiriendo cianuro cuando tenía veintiocho años.
(Juan Bautista de Aguirre y Carbó; Daule, actual Ecuador, 1725 - Tívoli, actual Italia, 1786) Escritor ecuatoriano. Ingresó en la Compañía de Jesús en 1758 y fue profesor en la Universidad de San Gregorio Magno; influido por las ideas de la Ilustración, rompió con el pensamiento escolástico aristotélico e introdujo en la enseñanza los métodos científicos experimentales desarrollados por los ilustrados. Orador arrebatado y elocuente, logró con su cálido verbo apaciguar en 1775 a los quiteños amotinados con motivo de los impuestos aduaneros, y gozó de muchas simpatías en su país.
Cuando en 1776 Carlos III de España ordenó la expulsión de los jesuitas de América, Juan Bautista Aguirre abandonó la Audiencia de Quito y se dirigió a Italia. Allí fue nombrado superior del convento de Rávena y rector del colegio de Ferrara, en el que dictó lecciones de física y filosofía, destacando por su gran erudición y su sentido de la pedagogía; llegó a ser consejero del obispo de Tívoli, quien después fue papa con el nombre de Pío VII.
Apenas conocido hasta que escritores como Juan María Gutiérrez, Gonzalo Zaldumbide y Emilio Carilla fijaron su atención en la escasa producción poética que nos legó, Juan Bautista Aguirre representa una proyección más del culteranismo en América, aunque no es solamente Luis de Góngora el que influye en sus versos; la influencia de Gutierre de Cetina y de Calderón de la Barca es palmaria en otros trabajos suyos. Como escritor religioso cultivó la oratoria sagrada, y como poeta escribió gran número de versos que responden a una amplia temática que va desde los poemas religiosos y morales a los de tipo amoroso, a menudo mitológicos; estilísticamente, su poesía se encuentra anclada principalmente en la corriente gongorina.
La mayor parte de su producción no fue descubierta hasta 1937, cuando se encontraron sus Versos castellanos, Obras juveniles, Miscelánea, entre cuyas composiciones destacan el Soneto moral, el Canto a Luzbel, el poema Carta a Lizardo y la epístola en décimas Breve diseño de las ciudades de Guayaquil y Quito; en la producción lírica de este ilustre jesuita figuran asimismo madrigales, epigramas, poemas religiosos y descriptivos. Sus poemas están recogidos en el volumen tercero de la Colección de Clásicos Ecuatorianos, precedidos de un interesante estudio de Gonzalo Zaldumbide. Junto con la mexicana Sor Juana Inés de la Cruz y el colombiano Hernando Domínguez Camargo, Juan Bautista Aguirre forma la trilogía de poetas mayores de la literatura hispanoamericana colonial.
(José Joaquín Olmedo y Maruri; Guayaquil, Ecuador, 1780 - 1847) Político y poeta ecuatoriano. Hijo de padre español y madre guayaquileña, José Joaquín Olmedo realizó sus estudios en el colegio de San Fernando de Quito y en la universidad de San Marcos de Lima, donde coronó su carrera de abogado; entre sus compañeros siempre sobresalió como versificador.
Tras regresar a su ciudad natal, fue enviado a las Cortes de Cádiz, donde pronunció su famoso discurso "Sobre la supresión de las Mitas", por medio del cual logró que se aboliera esa institución. En dichas Cortes ejerció de secretario hasta que fueron disueltas por Fernando VII. Ante la persecución desatada contra los diputados, Olmedo se vio obligado a esconderse en Madrid.
Toda su vida se debatió entre los cargos públicos y el deseo de dedicarse a las letras. Así, en el momento en que Guayaquil declaró su independencia, José Joaquín Olmedo fue nombrado miembro de la Junta de Gobierno, redactó una constitución para Guayaquil, reorganizó el ejército y colaboró con Antonio José de Sucre en el triunfo de Pichincha. Sin embargo, después de esta batalla, cuando Bolívar llegó a Guayaquil y anexionó esta ciudad a Colombia, Olmedo protestó y partió con otros guayaquileños a Perú, donde fue electo diputado por el Departamento del Puno y ayudó a redactar la primera constitución de aquel país.
En 1823, viendo en peligro la libertad del Perú, pidió ayuda a Simón Bolívar; tras el triunfo de éste en la batalla de Junín, Olmedo escribió en su honor el famoso Canto a Bolívar. Más tarde (1825), se desempeñó por mandato de Bolívar como diplomático en Londres y en París. De nuevo en su país, participó como representante por Guayaquil en la Constituyente de Ambato. En 1830 ocupó la vicepresidencia de la república y la prefectura de Guayaquil.
Aunque apoyó a Juan José Flores en el proceso de separación del Ecuador de la Gran Colombia, cuando aquel gobernante quiso abusar del poder se opuso a él y participó en la revolución antifloreana del 6 de marzo de 1845, tras lo cual fue nombrado presidente del triunvirato al lado de Vicente Ramón Roca y Diego Noboa. Cuando murió, en todas las ciudades del país se celebraron funerales en su honor.
OBRAS:
En enero de 1811 aún estaba en México y leyó su poema Improntu.
En 1823 editó en Lima su traducción del inglés del Ensayo sobre el hombre de Alexander Pope, en 45 páginas.
En 1837 escribió la Canción del 10 de agosto, que como ha demostrado el padre Espinosa Pólit, sirvió de antecedente al actual himno nacional.
En 1840 escribió En la muerte de mi hermana. En 1843 editó Ocios poéticos del General Flores y una oda en su obsequio en 52 págs.
En 1821 escribió su hermosa Canción del 9 de octubre considerada el primer himno que ha tenido el territorio ecuatoriano.A principios de 1817 viajó a Lima y escribió A un amigo, don Gaspar Rico....
Nació en Guayaquil y fue el tercero de una familia compuesta de seis hermanos que crecieron en la vieja casa familiar de Diez de Agosto entre García Avilés y Rumichaca, propiedad de la abuela paterna Manuela Salazar Pérez de Martínez.
Fueron sus padres legítimos el Lic. Miguel Martínez Salazar, egresado de Medicina que siempre estaba ausente porque ejercía su profesión en los pueblos del litoral, y Blanca Queirolo Atella, ambos guayaquileños.
En su ciudad natal realizó sus estudios universitarios. Se inició en las letras a los dieciséis años de edad, descubriendo una capacidad singular para el teatro y el género narrativo. Desde su aparición en la escena literaria atrajo la atención por su originalidad. La técnica, la trama argumental, el instrumento expresivo se han amoldado dócilmente a esa condición personal autonómica frente a los yugos de la rutina en este tipo de creaciones. Sus éxitos en el campo del drama, tan abrumado en su país por la improvisación y la mediocridad, están plenamente justificados. Martínez Queirolo ha conseguido crear sus personajes con brío y naturalidad. La conducta de éstos, en que trasparecen las motivaciones subjetivas con elocuente claridad, y la rica espontaneidad de sus diálogos, revelan bien la maestría de este autor.
Su trayectoria es amplia y está plagada de anécdotas que generosamente Pipo (como era apodado) se encargó de difundir. Su infancia en la casa rentera de su abuela en donde cobraba la renta, su paso por Esmeraldas y Quito, la creación de cuatro grupos: Ágora, Dos carátulas, Los guayacanes y Grupo teatral Espol. Son solamente algunos datos biográficos registrados.
Este dramaturgo y actor, que en algún momento quiso ser ingeniero civil, pero no se graduó, rememoró en algunas ocasiones sus primeros trabajos que lo conectaron con la realidad social porque tuvo la oportunidad de ver el abandono de la gente pobre y sin dinero att Luis.
El dramaturgo guayaquileño José "Pipo" Martínez Queirolo, de 77 años, murió el 8 de octubre del 2008 en Guayaquil(Ecuador). Pipo, como lo conocen sus amigos, lucho contra el cáncer por años, pero la enfermedad lo venció cuando estaba siguiendo un tratamiento.
OBRAS:
La casa del qué dirán.
Goteras.
QEPD.
El poema de Caín.
Cuestión de vida o muerte.
La torre de marfil.
Los unos versus los otros (1968).
La conquista no ha terminado todavía (1983).
Puerto lejos del mar.
Las faltas justificadas.
El baratillo de la sinceridad.
Réquiem por la lluvia. (1962)
Montesco y su señora.
La balada de la Cárcel de Reading.
Diloconamor.
Y el pesebre nació.
La Esquina.
La Dama meona. (1976)
Los vampiros.
Los Náufragos.
POEMA:
"EL POEMA DE CAÍN"
”Cierra los ojos, ya! Cierra los ojos! ¿No ves que estoy aquí de hinojos, tratando de cambiar rencor por agua , guerra por paz, veneno por ternura?
Abel, odiado mío, mira que dulcemente te maldigo! Ofreciéndote un brindis de cicuta , se ha tornado cordial el enemigo; débil la fuerza bruta.
Yo siento que algo muy dulce aquí me está naciendo . No sé si este fulgor desconocido, que ante ti me mantiene estremecido , si este humo tan azul , si este sonrojo, si esta agua que me brota de los ojos es el amor que nunca te he tenido …
¡No! No lo llames amor ¡ ¡No todavía ¡ ¡No menciones el mar! ¡Enséñame a la luz de tu alquería, el verbo que te debo conjugar!